Bizkaia Maite

Voy a recalcar tres aspectos, entre otros muchos que se podrían destacar, sobre Bizkaia: que no sólo es fruto de sus grandes prebostes sino también del pueblo llano, que hay que rescatar el espíritu empresarial y que en un mundo globalizado tenemos que tener una marca reconocible.

Mi ama Edurne, poco antes de fallecer, me contaba historias de su infancia que al menos yo no recordaba haberlas oído nunca. Entre ellas narraba que siendo niña acompañaba alguna vez a sus aitites cuando desde su baserri en Artxanda bajaban en burros, la leche ordeñada a sus vacas, al Bilbao de los años 30 del siglo pasado. Estas son el tipo de intrahistorias, palabra acuñada por él mismo, que le encantaba  conocer y contar a Unamuno.  Y es que, aparte de la Bizkaia de los señores banderizos (oñacinos o gamboinos), de los grandes mercaderes, que luego serían grandes industriales y grandes banqueros, para el devenir de los pueblos siempre han sido necesarias las capas populares. Y a veces, como ha acontecido en nuestro caso,  al no ser los autóctonos suficientes para las necesidades de desarrollo, tienen que ser acompañados por inmigrantes.

Por otra parte, tuve un magnífico profesor en esta Universidad, Jose Manuel Kutz, que cuando explicaba lo que era la Empresa, nos decía que además de tener alma debía de tratar de conseguir un difícil equilibrio conciliando los intereses de accionistas, clientes, trabajadores, proveedores, administraciones públicas, entidades financieras, la sociedad en general… es decir, tener en cuenta a los diferentes grupos de interés, lo que en el management llaman stakeholders, teniendo como objetivos , el logro del beneficio, la perspectiva del largo plazo y la utilización de unos valores éticos. Nos confundiremos si damos más valor al accionista (a pesar de ser el que arriesga su dinero), si nos enfocamos solo en  el cliente (a pesar de ser quien paga las facturas), si mimamos en exceso a  los trabajadores (a pesar de ser los que producen o dan los servicios…) y es que la  dificultad y el gran mérito es que hay que contentar a todos. Esta es una visión, en una tierra tradicional de emprendedores, como Bizkaia, que no hay que perder.

Por último, conviene recordar aquella hermosa bilbainada que, demostrando un amor infinito a su patria chica,  nos legó Unamuno: “El mundo entero es un Bilbao más grande”. Pues bien, ligado con esto deberíamos cuidar y expandir la imagen de marca bizkaitarra, que bien podría ser también extensible al resto de Euskalherria. Somos un lugar idílico, verde, rural, con un idioma milenario, con una gastronomía con prestigio mundial, con calidad de vida, con cultura, con museos, con ciudades y pueblos preciosos y además avanzada a la vez, en las vanguardias tecnológicas y digitales del mundo moderno, con I+D+i, con Industria 4.O…

En definitiva, que Bizkaia se hace entre todos los bizkaitarrak, que reconozcamos  y valoremos el espíritu emprendedor y empresarial y que en un mundo abierto y competitivo debemos consolidar nuestra impronta y marca.